lunes, 17 de octubre de 2011

Música Om

Lectura Om- Nasrudím

Nasrudím era un individuo extraño. Solía regresar del río a mitad de la noche. Tenía esa costumbre, pues en el río, de noche, había absoluta calma y quietud. Allí solía sentarse, simplemente, sin hacer nada, observándose a sí mismo, observando al observador. Una noche, cuando estaba de regreso, al pasar frente a la casa de un hombre rico se cruzó con el guarda apostado en la puerta.
El guarda, extrañado porque cada noche exactamente a la misma hora, pasaba este hombre, salió y dijo:   “ Perdóname por interrumpirte, pero ya no puedo contener más mi curiosidad que me acosa día y noche, cada día. ¡Qué es lo que haces? ¿ Por qué vas al río?. Muchas veces te he seguido y allí no hay nada. Te sientas allí durante horas y a media noche regresas”. Nasrudim le contestó: “ Ya sé que me has seguido muchas veces, porque la noche es tan silenciosa que puedo oír tus pisadas. Y sé que cada día te escondes detrás de la puerta. Pero no eres el único que tiene curiosidad, yo también. ¿A qué te dedicas?
El guardián dijo: “ ¿Qué a qué me dedico?. Soy un simple vigilante.”
Nasrudim exclamó: “ Dios mío, me has dado la palabra clave!¡ Yo también lo soy!
El guarda respondió: “ no lo entiendo. Si eres un vigilante deberías estar vigilando alguna casa, algún palacio. ¿ Qué estás vigilando allí, sentado en la arena?
Nasrudim dijo: “ hay una pequeña diferencia: tu vigilas para que nadie pueda entrar en el palacio; yo yo vigilo a este vigilante, ¿Quién es este vigilante? . Ese es el esfuerzo de toda mi vida: me vigilo a mí mismo.”
El vigilante dijo: “Extraña ocupación. ¿Quién va a retribuirte?
“ Es tal la dicha, tal la alegría, tan inmensa la bendición, que es en sí misma, una recompensa. Todos los tesoros no son nada comparados con uno solo de estos momentos”, contestó Nasrudim.
El vigilante dijo:  “ Es extraño. He estado observando toda mi vida y nunca tuve una experiencia así de hermosa. Mañana por la noche iré contigo; enséñame. Porque yo sé como vigilar; pero parece ser que debe hacerse en otra dirección distinta”.



Sólo hay un paso, y ese paso tiene que ver con la dirección, con la dimensión. Podemos focalizarnos sobre lo exterior o bien cerrar nuestros ojos al exterior y permitir que toda nuestra consciencia se centre interiormente; entonces sabrás; porque eres un conocedor, eres consciencia. Nunca la has perdido. Simplemente la tienes enredada en mil y una cosas. Deja de dirigir tu atención a todas partes, permite que la consciencia repose en ti y habrás llegado a casa.
Permite que el silencio de la meditación te bañe por completo. Sólo a través de la meditación uno toca la eternidad

jueves, 13 de octubre de 2011

Claves para No Odiar nunca más

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1-La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad, sólo la luz puede hacerlo. El odio no puede expulsar el odio, sólo el amor puede hacerlo. He decidido apegarme al amor. El odio es una carga demasiado grande para soportar. Martin Luther King
 
2-No hay ningún mal como el odio.
Buda


3-El amor libera y sana, el odio destruye celularmente.
La enfermedad es el resultado no sólo de nuestros actos sino también de nuestros pensamientos.
GANDHI


4-Si nuestra mente se ve dominada por el enojo, desperdiciaremos la mejor parte del cerebro humano: la sabiduría, la capacidad de discernir y decidir lo que está bien o mal.
Dalai Lama

     
5-Que no muera el día, sin que hayan muerto todos tus rencores.
Gandhi


6-Al igual que el amor es mi arma para abrir los corazones de los hombres, el amor es también mi escudo para repeler las flechas de odio y las lanzas de ira.
Og Mandino


7-Cuando odiamos a alguien, odiamos en su imagen algo que está dentro de nosotros.
Hermann Hesse.


8-El odio es muy mal negocio.
Lightstorm

miércoles, 12 de octubre de 2011

Musica Om -Lakshmi

AUM HRIM SHRI LAKSHMI BHYO NAMAH
OM y saludos, este mantra te ayudara a lograr la paz espiritual  para que la energia fluya y encuentres el camino para conseguir tus deseos, practica este mantra cinco minutos al dia, durante al menos diez dias. Si crees que tu vida necesita un cambio y quieres centrar tu energia en mejorar, la repetición de este mantra te ayudará a concentrarte en lo que realmente quieres conseguir, mientra lo repites enviarás tu gratitud a todo el universo. Lakshmi, es la deidad de la abundancia y su mantra puede realizar cambios tanto a nivel material como  espiritual.

sábado, 8 de octubre de 2011

Lectura Om

Un guerrero de la luz nunca olvida la gratitud.


Durante la lucha, fue ayudado por los ángeles; las fuerzas celestiales colocaron cada cosa en su lugar y permitieron que él pudiera dar lo mejor de sí.


Los compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!". Y el guerrero a veces consigue mucho más de lo que su capacidad permite.


Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla y agradece el Manto Protector que lo rodea.


Su gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual; él jamás olvida a sus amigos, porque la sangre de ellos se mezcló con la suya en el campo de batalla.


Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros; él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.

jueves, 6 de octubre de 2011

Recomendados Om- Creer es crear


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Lectura Om

-En la playa al este de la aldea, existe una isla, con un gigantesco templo lleno de campanas -dijo la mujer.

El niño reparó que ella vestía ropas extrañas y llevaba un velo cubriendo sus cabellos. Nunca la había visto antes.

-¿Tu ya lo conoces? -preguntó ella-. Ve allá y cuéntame qué te parece.

Seducido por la belleza de la mujer, el niño fue hasta el lugar indicado. Se sentó en la arena y contempló el horizonte, pero no vio nada diferente de lo que estaba acostumbrado a ver: el cielo azul y el océano.

Decepcionado, camino hasta un pueblecito de pescadores vecino, y preguntó sobre una isla con un templo.

-Ah, eso fue hace mucho tiempo, en la época en que mis bisabuelos vivían aquí --dijo un viejo pescador-. Hubo un terremoto y la isla se hundió en el mar. Sin embargo, aun cuando no podamos ya ver la isla, aún escuchamos las campanas de su templo, cuando el mar las agita en su fondo.

El niño regresó a la playa e intentó oir las campanas. Pasó la tarde entera allí, pero sólo consiguió oir el ruido de las olas y los gritos de las gaviotas.

Cuando la noche llegó, sus padres vinieron a buscarlo. A la mañana siguiente, él volvió a la playa; no podía creer que una bella mujer pudiese contar mentiras. Si algún día ella regresaba, él podría decirle que no había visto la isla, pero que había escuchado las campanas del templo que el movimiento del agua hacía que sonasen.

Así pasaron muchos meses; la mujer no regresó, y el chico la olvidó; ahora estaba convencido de que tenía que descubrir las riquezas y tesoros del templo sumergido. Si escuchase las campanas, sabría su localización y podría rescatar el tesoro allí escondido.

Ya no se interesaba más por la escuela, ni por su grupo de amigos. Se transformó en el objeto de burla preferido de los otros niños, que acostumbraban a decir: “Ya no es como nosotros, prefiere quedarse mirando el mar porque tiene miedo de perder en nuestros juegos”.

Y todos se reían, viendo al niño sentado en la orilla de la playa.

Aun cuando no consiguiese
escuchar las viejas campanas del templo, el niño iba aprendiendo cosas diferentes. Comenzó a percibir que, de tanto oir el ruido de las olas, ya no se dejaba distraer por ellas. Poco tiempo después, se acostumbró también a los gritos de las gaviotas, al zumbido de las abejas y al del viento golpeando en las hojas de las palmeras.


Seis meses después de su primera conversación con la mujer, el niño ya era capaz de no distraerse por ningún ruido, aunque seguía sin escuchar las campanas del templo sumergido.

Otros pescadores venían a hablar con él y le insistían: -¡Nosotros las oímos! –decían.

Pero el chico no lo conseguía.

Algún tiempo después, los pescadores cambiaron su actitud.

-Estás demasiado preocupado por el ruido de las campanas sumergidas, olvídate de ellas y vuelve a jugar con tus amigos. Puede ser que sólo los pescadores consigamos escucharlas.

Después de casi un año, el niño pensó: “Tal vez estos hombres tengan razón. Es mejor crecer, hacerme pescador y volver todas las mañanas a esta playa, porque he llegado a aficionarme a ella”. Y pensó también: “Quizá todo esto sea una leyenda y, con el terremoto, las campanas se hayan roto y jamás vuelvan a tocar.”

Aquella tarde, resolvió volver a su casa.

Se aproximó al océano para despedirse. Contempló una vez más la Naturaleza y, como ya no estaba preocupado con las campanas, pudo sonreir con la belleza del canto de las gaviotas, el ruido del mar, el viento golpeando las hojas de las palmeras. Escuchó a lo lejos la voz de sus amigos jugando, y sintióse alegre por saber que pronto regresaría a sus
juegos infantiles.

El niño estaba contento y -en la forma en que sólo un niño sabe hacerlo- agradeció el estar vivo. Estaba
seguro de que no había perdido su tiempo, pues había aprendido a contemplar y a reverenciar a la Naturaleza.

Entonces, porque escuchaba el mar, las gaviotas, el viento en las hojas de las palmeras y las voces de sus amigos jugando, oyó también la primera
campana.

Y después otra.

Y otra más, hasta que todas las campanas del templo sumergido tocaron, para su alegría.

Años después, siendo ya un hombre, regresó a la aldea y a la playa de su infancia. No pretendía rescatar ningún tesoro del fondo del mar; tal vez todo aquello había sido fruto de su imaginación, y jamás había escuchado las campanas sumergidas en una tarde perdida de su infancia. Aun así, resolvió pasear un poco para oir el ruido del viento y el canto de las gaviotas.

Cual no sería su sorpresa al ver, sentada en la arena, a la mujer que le había hablado de la isla con su templo.

-¿Qué hace usted aquí? -preguntó.

-Esperar por ti -respondió ella.

El se fijo en que, aunque habían transcurrido muchos años, la mujer conservaba la misma apariencia: el velo que escondía sus cabellos no parecía descolorido por el tiempo.

Ella le ofreció un cuaderno azul, con las hojas en blanco.

-Escribe: un guerrero de luz presta atención a los ojos de un niño. Porque ellos saben ver el mundo sin amargura. Cuando él desea saber si la persona que está a su lado es digna de confianza, procura verla como lo haría un niño.

-¿Qué es un guerrero de luz?

-Tú lo sabes -respondió ella, sonriendo-. Es aquel que es capaz de entender el milagro de la vida, luchar hasta el final por algo en lo que cree, y entonces, escuchar las campanas que el mar hace sonar en su lecho.

El jamás se había creído un guerrero de luz. La mujer pareció adivinar su pensamiento.

-Todos son capaces de esto. Y nadie se considera un guerrero de luz, aun cuando todos lo sean.

El miró las páginas del cuaderno. La mujer sonrió de nuevo.

-Escribe sobre el guerrero -le dijo.

Ya era de noche, cuando ella acabó de hablar. Los dos se quedaron mirando a la luna que nacía.

-Muchas cosas de las que me has dicho se contradicen entre sí -dijo él.

Ella se levantó y le contestó:

-Tú sabías que las campanas del fondo del mar no eran una leyenda; pero sólo fuiste capaz de escucharlas cuando percibiste que el viento, las gaviotas, el rumor de las hojas de palmera, todo aquello formaba parte del tañido de las campanas.

De la misma manera, el guerrero de la luz sabe que todo lo que lo rodea -sus victorias, sus derrotas, su entusiasmo y su desánimo- forman parte de su Buen Combate. Y sabrá usar la estrategia adecuada en el momento en que la necesite. Un guerrero no procura ser coherente; él aprende a vivir con sus contradicciones. 
                                                 Extracción del Manual del Guerrero de la Luz- Paulo Coelho